Isabel vuelve a la casa familiar para reencontrarse con su hermana, Mercedes, y estar presente en la inminente muerte de su madre. Sin embargo, el anunciado fallecimiento no llega nunca y mientras esperan, resurgen las viejas alegrías y rencores que han marcado las vidas de estas tres mujeres.
Hermanas de sangre

Javier Ocaña 8 JUL 2016 - 00:21 CEST
Es tan antipática como las vidas que retrata, lo que no debería ser un defecto si no fuera porque acumula conflictos sin que surjan de un modo natural.