Costa, un descreído productor de cine, y Sebastián, un joven e idealista realizador, trabajan juntos en un proyecto ambicioso que van a rodar en Bolivia. La cinta trata la llegada de los españoles a América y pone el acento en la brutalidad de su empresa y en el coraje de varios miembros de la Iglesia que se enfrentaron con palabras a las espadas y las cadenas. Pero Costa y Sebastián no pueden imaginar que en Bolivia, donde han decidido instalar su Santo Domingo cinematográfico, les espera un desafío que les hará tambalearse hasta lo más profundo. Tan pronto como estalla la Guerra del Agua, en abril del 2000, las convicciones de uno y el desapego del otro comienzan a resquebrajarse, lo que les obliga a hacer un viaje emocional en sentidos opuestos.