A la edad de 85 años, el juez de la Corte Suprema de Estados Unidos, Ruth Bader Ginsburg, ha desarrollado un largo legado legal convirtíendose en un ícono inesperado de la cultura pop. Pero el único viaje personal de su ascenso a la corte más alta de la nación ha sido en gran parte desconocido, incluso para algunos de sus más grandes seguidores, hasta ahora.
Yo discrepo

Jordi Costa 1 FEB 2019 - 03:20 CEST
Acaba pesando más la imagen de la juez haciendo gimnasia, enfundada en una sudadera con el lema 'Super Diva !', que la sutileza de sus estrategias ideológicas.