Nunca, casi nunca, a veces, siempre es una película dramática dirigida por Eliza Hittman.
A los 17 años, Autumn se mira al espejo y se da cuenta de que su cuerpo está cambiando.
Preocupada, acude a un centro de ayuda para jóvenes donde le confirman su mayor temor: está embarazada.
Ni los servicios locales ni los folletos que le entregan en el centro de salud, diseñados para animar a las jóvenes a dar en adopción al recién nacido, responden a sus preguntas.
Además, al ser menor de edad, el estado donde vive exige el permiso de los padres para practicar un aborto legal. Desesperada, solo le queda recurrir a métodos alternativos a los que las mujeres han recurrido siempre.
Autumn no habla con nadie de su problema, pero su prima y mejor amiga Skylar, que la ve cada día en el instituto y en la tienda donde trabajan como cajeras, no tarda en entender su situación y le ofrece su apoyo de forma inmediata e incondicional.
Con la dirección de una clínica de Brooklyn en el bolsillo, las primas suben a un autobús que las lleva a Nueva York.
Sin embargo, todo se complica cuando descubren que no pueden resolver el problema en una sola visita.
Las dos amigas deben enfrentarse a dos difíciles días y noches en una ciudad tan inmensa como desconocida que se convierten en un recorrido de solidaridad, compasión y amistad.