Un grupo de amigos asaltan la casa de un hombre rico y ciego, pensando que lograrán el robo perfecto. Están equivocados.
La casa del dolor
Jordi Costa 2 SEP 2016 - 00:18 CEST
La tensión no decae en ningún momento lo que invita a considerar a Fede Álvarez como cineasta con mucho más que una llamativa identidad estilística.