Erika es una profesora de piano cuarentona que vive con su madre, una señora cuyas únicas motivaciones para seguir viviendo son el hipotético futuro que ha construido para su hija como gran concertista de piano y la bebida, con la que disuelve sus abundantes ratos de soledad. La pianista oculta a su madre sus oscuras relaciones con el sexo: sus visitas a cabinas de sex shops, sus experiencias como voyeur o sus preferencias masoquistas. La irrupción en la vida de la mujer de Walter, un joven pianista autodidacta que se acaba enamorando de ella, desbarata los pilares sobre los que Erika fundamenta su existencia.