Para proteger las impolutas tierras altas islandesas, una mujer declara la guerra a una industria local de aluminio a la vez que intenta adoptar una niña.
Activismo con banda sonora

Javier Ocaña 8 MAR 2019 - 03:25 CEST
Sin sus tres músicos y el coro de fondo, el fime solo sería una película social europea más, y no la feliz extravagancia que finalmente es.