Rupert Everett dirige y protagoniza La importancia de llamarse Oscar Wilde, en la que comparte reparto con Colin Firth.
En la habitación de un hotel barato en París, Oscar Wilde yace en su lecho de muerte cuando el pasado lo invade, transportándole a otros tiempos y otros lugares.
Ante la angustia de la muerte, Wilde repasa el intento fallido de reconciliarse con su sufrida esposa, Constance, su fatal relación amorosa con Lord Alfred Douglas y la calidez y la devoción de sus amigos Reggie Turner y Robbie Ross, quienes intentaron salvarle de sí mismo.

La humillación de un ser humano

Javier Ocaña 26 ABR 2019 - 03:26 CEST
Una rotunda y artística película de Rupert Everett, que la ha escrito, producido y dirigido casi como un proyecto de vida.