Érase una vez un mercader arruinado que vivía con su hijo Ludovic y sus tres hijas. Dos de ellas, Felicie y Adelaide, eran seres egoístas que explotaban a su hermana pequeña, Bella. Un día, el padre se pierde en el bosque y llega hasta un castillo, donde encuentra una preciosa rosa que decide coger para Bella. Entonces aparece el señor del castillo, quien le impone un duro castigo por su osadía.