Natalia y Daniel son una pareja española estable y que se quiere pero que no está preparada para lo que le toca vivir. Ambos deciden adoptar y se trasladan a un país del Este de Europa para hacerlo. Una vez allí, comprueban cómo su ilusión inicial se torna en desconcierto, y luego en indefensión e impotencia ante el descubrimiento de un sistema donde reina la corrupción y donde se trafica con el futuro de los niños y el ansia de los padres. Vivir esta situación de tensión y riesgo afecta a la pareja, lo que provoca que afloren conflictos hasta este momento tapados: cada uno descubre en el otro, y también en sí mismo, cosas que desconocía. No es solo la pareja, es la propia identidad la que resulta cuestionada.