Toni Servillo protagoniza la película Ariaferma, cuya acción transcurre en una antigua prisión del siglo XIX, ubicada en una zona inaccesible e indeterminada del territorio italiano, que está siendo abandonada.
Por problemas burocráticos, los traslados están bloqueados y quedan una decena de presos, con pocos agentes, esperando nuevos destinos.
En esa atmósfera extraña, poco a poco, las reglas parecen tener cada vez menos sentido, los protocolos se relajan y se vislumbran nuevas formas de relación entre los hombres que allí quedan.