Grindelwald ha escapado y ha comenzado a reunir seguidores, la mayoría de los cuales no sospechan de sus verdaderas intenciones: alzar a los magos purasangre para reinar sobre todas las criaturas no mágicas. En un esfuerzo por frustrar los planes de Grindelwald, Albus Dumbledore recluta a su antiguo estudiante Newt Scamander, quien accede a prestar su ayuda, sin conocer los peligros que aguardan. Las líneas quedan marcadas mientras el amor y la lealtad son puestos a prueba, incluso entre los amigos más cercanos y la familia, en un mundo mágico cada vez más dividido.
La creatividad plomiza
Javier Ocaña 16 NOV 2018 - 03:17 CEST
Como ya le ocurría a la primera película de la serie (se) agota pronto. Al menos como relato compacto, llevado con insustancial artesanía por David Yates.