François Ozon dirige la película Gracias a Dios.
Alexandre vive en Lyon con su esposa e hijos. Por casualidad, se entera de que el sacerdote que abusó de él cuando era un boy scout sigue trabajando con niños.
Se lanza a un combate al que se unen François y Emmanuel, otras víctimas del sacerdote, con el fin de liberarse de sus sufrimientos a través de la palabra.
Pero las repercusiones y consecuencias de sus testimonios no dejarán a nadie indemne.
Los ogros siguen libres
Carlos Boyero 19 ABR 2019 - 03:31 CEST
Está correctamente narrada pero la veo en estado tibio, ese argumento tan terrible no me otorga ni frío ni calor.